viernes, 6 de mayo de 2011

PREVENCIÓN


La hipertensión arterial y su aparición son prevenibles. Pudiendo retardarse su aparición hacia etapas avanzadas de la vida.
Prevención de hipertensión arterial entre la población general

Los factores modificables que ayudan a evitar la aparición de esta enfermedad son: el control de peso, la actividad física practicada de manera regular, la reducción del consumo de alcohol y sal, la ingesta adecuada de potasio y una alimentación idónea.

Control de peso:

El IMC recomendable para la población general es > 18 y <25.
El control de peso se llevará a cabo mediante un plan de alimentación saludable y de actividad física adecuada a las condiciones y estado de salud de las personas.
Evidencia científica
En un estudio de 18 meses de seguimiento, con intervención activa para obtener pérdida de peso, los sujetos bajaron 3.5 kg y sus presiones sistólica y diastólica se redujeron 5.8 y 3.2 mmHg, respectivamente. Después de 7 años de seguimiento la incidencia de hipertensión en el grupo que perdió peso fue de 18.9% y en el grupo que no tuvo esta intervención fue de 40.5%.

Actividad física:

La actividad física habitual en sus diversas formas (actividades diarias, trabajo no sedentario, recreación y ejercicio) tienen un efecto protector contra el aumento de la Tensión Arterial.
En el caso de las personas con escasa actividad física o vida sedentaria, se recomienda la práctica de ejercicio de tipo aeróbico durante 30 a 40 minutos la mayor parte de los días de la semana o bien el incremento de actividades físicas en sus actividades diarias (hogar, centros de recreación, caminata, etc )
Evidencia científica: 
Los resultados de diversos estudios científicos mostraron que sujetos normotensos (persona con presión normal), que realizaron ejercicio aeróbico, redujeron 4.04 mmHg en su presión diastólica, comparados con los sujetos que no realizaron ejercicio.

Consumo de sal:

Es indispensable reducir el consumo de sal, cuya ingesta no deberá exceder de 6 gr/dia (2.4 g de sodio)
Debido a la elevada utilización de la sal en la preparación y conservación de los alimentos, en particular de los alimentos procesados industrialmente, la población deberá ser advertida para que reduzca su ingestión.
Evidencia científica:
En diferentes reportes se ha asociado la disminución del consumo de sodio con una pequeña pero significativa disminución en ambas presiones arteriales y su efecto se incrementó al combinarse con la dieta señalada en el punto 6 de este cuadro. La disminución de sodio en la dieta reduce el riesgo de enfermedad cardiovascular, especialmente en quiénes también tienen sobrepeso.

Consumo de alcohol:

La recomendación general es evitar o en caso contrario moderar el consumo de alcohol. En caso de que se consuma de manera habitual, no deberá excederse de 30 ml de etanol (dos a tres copas) al día.
El consumo para las mujeres y las personas delgadas debe ser menor.
Evidencia científica:
Diversos estudios documentan que la reducción del consumo de alcohol se asoció con disminución de 3.6 mmHg en la presión sistólica y 1.8 la diastólica.

Dieta recomendable:

Debe promoverse un patrón de alimentación también recomendable para la prevención de otras enfermedades crónicas no transmisibles como diabetes, enfermedades cardiovasculares y diversas formas de cáncer.
Moderación en el consumo de alimentos de origen animal, colesterol, grasas saturadas y azúcares simples, específicamente en relación con la Tensión Arterial debe promoverse una alimentación que garantice una adecuada ingestión de potasio, magnesio y calcio mediante el consumo de frutas, verduras y derivados lácteos desgrasados.
Evidencia científica:
Los estudios en normotensos que siguieron una dieta con las características descritas, disminuyeron su  presión sistólica en 3.5 mmHg y combinada con la disminución de sodio, la disminución fue de 7.2 mmHg.

Tabaquismo:

Por tratarse de uno de los factores de riesgo cardiovascular de mayor importancia deberá evitarse el tabaquismo.

Promoción de la salud:

La adopción y fortalecimiento de los estilos de vida saludables necesarios para prevenir o retrasar la aparición de la hipertensión arterial dentro de la población general, serán impulsados mediante acciones de promoción de la salud.
La promoción de la salud se llevará a cabo entre la población general mediante actividades de educación para la salud, participación social y comunicación educativa. con énfasis en ámbitos específicos como la familia, la escuela, la comunidad y grupos de alto riesgo.


jueves, 5 de mayo de 2011

Causas de la Hipertensión Arterial



Entre las causas de hipertensión arterial, encontramos una serie de factores relacionados con la herencia, el sexo, la edad y la raza y por tanto poco modificables, y otros que se podrían cambiar al variar los hábitos, ambiente, y las costumbres de las personas, como: la obesidad, la sensibilidad al sodio, el consumo excesivo de alcohol, el uso de anticonceptivos orales y un estilo de vida muy sedentario.






Herencia: de padres a hijos se hereda una tendencia o predisposición a desarrollar cifras elevadas de tensión arterial. Se desconoce su mecanismo exacto, pero la experiencia acumulada demuestra que cuando una persona tiene un progenitor (o ambos) hipertensos, las posibilidades de desarrollar hipertensión son el doble que las de otras personas con ambos padres sin problemas de hipertensión.




Sexo: Los hombres tienen más predisposición a desarrollar hipertensión arterial que las mujeres hasta que éstas llegan a la edad de la menopausia. A partir de esta etapa la frecuencia en ambos sexos se iguala. Esto es así porque la naturaleza ha dotado a la mujer con unas hormonas protectoras mientras se encuentra en edad fértil, los estrógenos, y por ello tienen menos riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, en las mujeres más jóvenes existe un riesgo especial cuando toman píldoras anticonceptivas.




Edad y raza: La edad es otro factor, por desgracia no modificable, que va a influir sobre las cifras de presión arterial, de manera que tanto la presión arterial sistólica o máxima como la diastólica o mínima aumentan con los años y lógicamente se encuentra un mayor número de hipertensos a medida que aumenta la edad. En cuanto a la raza, los individuos de raza negra tienen el doble de posibilidades de desarrollar hipertensión que los de raza blanca, además de tener un peor pronóstico.







Sobrepeso: los individuos con sobrepeso están más expuestos a tener más alta la presión arterial que un individuo con peso normal. A medida que se aumenta de peso se eleva la tensión arterial y esto es mucho más evidente en los menores de 40 años y en las mujeres. La frecuencia de la hipertensión arterial entre los obesos, independientemente de la edad, es entre dos y tres veces superior a la de los individuos con un peso normal. No se sabe con claridad si es la obesidad por sí misma la causa de la hipertensión, o si hay un factor asociado que aumente la presión en personas con sobrepeso, aunque las últimas investigaciones apuntan a que a la obesidad se asocian otra serie de alteraciones que serían en parte responsables del aumento de presión arterial. También es cierto, que la reducción de peso hace que desaparezcan estas alteraciones.




lunes, 2 de mayo de 2011

Tensión Arterial

La tensión arterial es la presión que ejerce la sangre contra la pared de las arterias. Esta presión es imprescindible para que circule la sangre por los vasos sanguíneos y aporte el oxígeno y los nutrientes a todos los órganos del cuerpo para que puedan funcionar.



La medición de la tensión arterial se ha llevado a cabo mediante la utilización conjunta de un fonendoscopio y un esfigmomanómetro. Hoy en día se utilizan fundamentalmente tensiómetros automáticos.

La tensión arterial se mide normalmente en milímetros de mercurio.

En una toma de tensión arterial habitual, los valores considerados normales en un adulto están por debajo de 140 mmHg de sistólica y 90 mmHg de diastólica.



Cuando se escriben estas cifras se pone la tensión sistólica (máxima o alta) separada de la diastólica (mínima o baja) por un guión o una barra inclinada: 140-90 o 140/90 mmHg.

Usualmente, se expresan los valores de tensión arterial en centímetros de mercurio (en lugar de milímetros de mercurio), es decir, en cifras 10 veces por debajo de lo habitual.

Debido a este motivo es frecuente oírle decir a médicos o pacientes que la tensión arterial de un sujeto normal es de 14-9 o 14/9.

Actualmente, diversos comités científicos aconsejan “el pascal” como unidad de medida de la tensión arterial. Quizás esta elección tenga algo que ver con la impulsación por argumentos ecologistas, que tiende a sustituir los clásicos esfigmomanómetros de mercurio por otros aparatos que no utilicen mercurio, considerado peligroso.